sábado, 1 de noviembre de 2014

1 Noviembre 1700 muere Carlos II

Carlos II, llamado también el Hechizado, nació el 6 de noviembre de 1661. Era hijo de Felipe IV y de Mariana de Austria. A la muerte de su padre heredó todas las posesiones de los Austrias españoles, entre ellas Sicilia. Fue rey de España de 1665 a 1700. De constitución enfermiza, débil y de poca capacidad mental, hasta 1675 ejerció la regencia su madre, quien confió el gobierno a validos, al jesuita alemán Nithard hasta 1669 y a Fernando de Valenzuela. De 1677 a 1679 gobernó Juan José de Austria, enemigo de la reina madre, y posteriormente, hasta 1685, el duque de Medinaceli y el conde de Oropesa.

Anónimo. Hacia 1665
El rey niño centra la composición. Si bien se le representa con semblante huidizo, nada alude a su delicada crianza y desarrollo. Carlos II no aparenta más de cuatro o a lo sumo cinco años; debe, pues, corresponder, dado el luto que se refleja en su vestimenta, a un momento cercano al 17 de septiembre de 1665, día en que murió su padre y él mismo subió al trono, aunque el gobierno durante su minoría de edad fue ejercido por su madre, la reina viuda, Mariana de Austria.
Está representado en un interior, de cuerpo entero, en pie, enlutado y se adorna con el Toisón de Oro. El pintor anónimo ha utilizado gestos y actitudes -véase la posición de la mano derecha del personaje o la manera de sujetar el arma-, que Velázquez había empleado en sus retratos de la Familia Real. El perro, situado a sus pies, que espera una palabra o una caricia, y el arcabuz que sujeta con su mano izquierda aluden a su afición a la caza, que será una constante a lo largo de su vida, ya que, al parecer, durante sus diferentes convalecencias se dedicaba a este deporte, dejando en manos de los cortesanos los asuntos políticos y de gobierno.
La escena se cierra en el lateral izquierdo, con un cortinaje, y a la derecha hay una apertura hacia el exterior, donde se representa la Fuente de los Tritones, rodeada de frondoso arbolado, indicando al espectador que el Rey está representado en el Palacio de Aranjuez.

A la edad de 18 años Carlos II se casó en primeras nupcias con María Luisa de Orleans, hija del Duque Felipe de Orleans, hermano de Luis XIV y de Enriqueta Ana de Inglaterra. Diez años más tarde murió la reina y en 1690 tuvo lugar el segundo matrimonio del monarca con Mariana de Neoburgo, hija del elector Felipe Guillermo del Palatinado, Duque de Neoburgo. Carlos II no tuvo descendencia con ninguna de sus dos mujeres, dando lugar al problema sucesorio que trajo como consecuencia el final de la dinastía de los Austrias españoles.

Carlos II, rey de España. 1666

En el anverso se representa, dentro de una laurea, el busto del rey Carlos II de España, aún niño, de perfil hacia la derecha, con coraza, banda y el collar de la Orden del Toisón. 

Carlos II, rey de España. 1666

En el reverso, dentro de una laurea, la corona real sobre un almohadón en una mesa con grueso fiador.

La desastrosa situación económica y la crisis política y social heredadas del reinado de su padre Felipe IV unida a la ineficacia e incapacidad de los gobernantes acrecentaron la crítica situación de España y en especial de Castilla dando lugar a una serie de devaluaciones monetarias que alcanzaron el culmen con la deflación de la moneda de vellón en 1680 y la posterior caída de la actividad económica. En nada contribuyeron a mejorar esta situación los validos encargados del gobierno, sólo el Conde de Oropesa realizó una política firme de reducción de impuestos y contención del gasto público. 

Retrato de Carlos II por Carreño de Miranda hacia 1675

Retrato de 
Carlos II (1661-1700), hijo de Felipe IV (1605-1665) y Mariana de Austria (1634-1696), último Rey de la dinastía de los Austrias en España. El Monarca aparece vestido de negro y luciendo la condecoración del Toisón de Oro al cuello, orden borgoñona a la que pertenecía y que fue introducida en España por Felipe el Hermoso (1478-1506). 

La escena se desarrolla en el Salón de los Espejos del desaparecido Alcázar de Madrid, donde aparecen las consolas sostenidas por leones de bronce que hoy en día se conservan en el Palacio Real de Madrid y en el Museo del Prado. 

Se conservan numerosos cuadros similares a éste, como el del Museo de Berlín, fechado en 1673, y otros dos del Museo del Prado. El primero y prototipo fue seguramente el perteneciente a las colecciones del Museo de Bellas Artes de Asturias en Oviedo, fechado en 1671. 

Esta obra se cita en 1734 en el Alcázar de Madrid y en 1794 en el Palacio del Buen Retiro.

La vida del país se caracterizó por una crisis económica endémica, aunque en Aragón y la zona del mediterráneo se produjo un movimiento de recuperación. La crisis interna del reinado de Carlos II había ido propiciando la descentralización de los territorios de la Corona de Aragón mediante un programa neoforalista y el desarrollo de las estructuras económicas, aprovechando para ello su posición geográfica y sus recursos naturales.

Retrato Carlos II hacia 1680. Carreño de Miranda

En este retrato el rey aparece representado de medio cuerpo, vestido de oscuro, ostentando el toisón de oro sobre su pecho y destacándose sobre un fondo también oscuro. Se conocen más de veinte copias de ese modelo, que tuvo su origen en Velázquez. Aunque los retratos que generalmente se vinculan con Carlos II son de cuerpo entero y tienen un mayor desarrollo escenográfico, en alguna ocasión se recuperó la tradición de los últimos retratos de su padre. El ejemplo más importante es el que se muestra aquí, cuya calidad lo vincula directamente con Juan Carreño de Miranda, el pintor de cámara del retratado. Aunque con frecuencia se fecha en los años finales de la vida del artista (muerto en 1685), la comparación de los rasgos del monarca con los que presenta en su retrato con el toisón de oro (
Carlos II, como gran maestre de la Orden del Toisón de Oro, Rohrau, Schloss Rohrau, Graf Harrach`sche Fammiliensammlung), que es anterior a agosto de 1677, sugiere una fecha cercana a 1680. En su retrato de Carlos II, Carreño se muestra velazqueño no solamente en su tipología o en la gama expresiva, sino también desde el punto de vista de la escritura pictórica. Así, combina distintos grados de acabado, en función de las necesidades expresivas de la imagen. Mientras que el rostro y el cabello han sido ejecutados de manera minuciosa, el traje y sus adornos se describen de forma mucho más libre. Eso es especialmente evidente en el collar con el toisón, que se resuelve mediante una sucesión de brillos dorados, y en las mangas, para las que se han utilizado unas pinceladas largas y vigorosas, que sugieren más que definen. Pero, al mismo tiempo, es en la comparación entre cómo uno y otro pintor utilizan ese tipo de escritura y apelan a diferentes grados de acabado donde se puede identificar la personalidad de cada uno de ellos. Frente a la pincelada de Velázquez, cuya función es a la vez expresiva, descriptiva y estructural, la de Carreño presenta un grado menor de control, y sugiere más que construye, como se advierte en el juego de las mangas de este Carlos II. La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando custodia un dibujo directamente relacionado con este cuadro, en el que se representa únicamente el cuello y la cabeza, y que muy probablemente es una obra preparatoria del mismo.

Durante su reinado tuvieron lugar dos guerras contra Francia, En 1684 en Ratisbona se firmó una tregua de veinte años con Francia, tregua que fue rota en 1690 al concluirse una alianza entre España, Inglaterra, los Países Bajos y el Imperio dando lugar a un tercer enfrentamiento bélico que duraría hasta 1697. Los ejércitos franceses ocuparon una serie de plazas catalanas e incluso se apoderaron de Barcelona en 1697 En esta tercera guerra contra el vecino país, España intervino en las filas de la Liga de Ausburgo, junto al Imperio, Austria, Suecia y el Papado. La guerra finalizó con la paz de Rvswick. La primera derrota seria de la política exterior de Luis XIV, que se vio obligado a ceder a España plazas en Cataluña. Flandes y Luxemburgo, mostrando así su interés por conseguir para los Borbones la sucesión al trono español.

Medalla Carlos II. Último cuarto del siglo XVII

En el anverso de esta medalla se representa el busto del rey frontal y en escorzo hacia su izquierda, vistiendo camisa con chorrera y coraza. Se trata de una obra realizada por un platero o grabador desconocido, apellidado Gil, que firmó ambos lados de esta minúscula medalla quizás ideada como adorno de tocado

Los años últimos del reinado de Carlos II estuvieron marcados por la locura del monarca, producto de las presiones políticas y las intrigas palaciegas, y por el problema sucesorio, como consecuencia de la inexistencia de hijos. Ante esta última cuestión se avivó una pugna por hacerse con el trono y con su herencia. En un principio, el candidato designado era José Fernando Maximiliano, hijo del elector de Baviera, pero éste falleció en 1699, y volvió a presentarse el problema de elegir entre el archiduque Carlos, hijo del emperador Leopoldo y biznieto de Felipe III, y Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV y biznieto de Felipe IV. Esto provocó una contienda por la sucesión al trono español en la que intervinieron las principales potencias europeas. La Corte se dividió en dos bandos, por un lado la reina apoyaba al candidato austríaco, y por otro Carlos quien pensaba que sólo el apoyo de Francia podía asegurar la conservación de la monarquía en toda su integridad territorial. Todo esto le hizo decidirse por Felipe, y sin ceder a presiones mantuvo su elección hasta el final dejándolo por escrito el 2 de octubre de 1700 en el testamento que hizo un mes antes de su muerte.

Carlos II, rey de España, a caballo. Antes de 1694. Luca Giordano

Luca Giordano (1634-1705) realizó un retrato ecuestre de 
Carlos II destinado al Salón de los Espejos del Alcázar de Madrid. La intención era la de señalar una continuidad dinástica en la que Carlos constituía el último eslabón de una cadena iniciada por dos personajes de especial significación: Carlos V y Tiziano, a través del retrato de éste último: Carlos V en Mühlberg. La destrucción de dicho retrato como consecuencia del incendio del Alcázar de 1734 impide conocer el aspecto del rey, aunque cabe suponer que la necesidad de dar continuidad a un conjunto anterior debió limitar considerablemente las posibilidades visuales y narrativas. Existen actualmente dos bocetos en el Museo del Prado que han sido relacionados con el retrato perdido del Salón de los Espejos. Tradicionalmente se ha venido considerando de forma mayoritaria que esta pintura del Museo del Prado era el boceto preparatorio para ese cuadro y se señalaba que Giordano se aproximaba deliberadamente al modelo velazqueño del retrato de Felipe IV en el Salón de Reinos de palacio del Buen Retiro que, como aquél, cuenta con una pareja. En esta obra Giordano siguió en términos generales la iconografía velazqueña, aunque introdujo diferencias muy considerables, como es la aparición de elementos alegóricos con los que muestra la sagrada misión de la Monarquía Hispánica en defensa de la Fe en la parte superior (aproximándose al retrato de Felipe IV de Rubens, también desaparecido), mensaje que se completa en la parte baja con una victoria entre los infieles, que perecen aplastados por su caballo. Además, Giordano estableció una diferente relación entre el modelo y el espectador, al que Carlos II vuelve su rostro, mientras que Felipe IV, indiferente a nuestras miradas, muestra un sorprendente perfil.Sin embargo, últimamente se ha propuesto una hipótesis distinta que considera que no fue éste el retrato que colgó en el Alcázar, sino el segundo de los conservados en el Museo del Prado, Carlos II a caballo, que representa al monarca también a caballo, en elegante corbeta, vestido con coraza completa de capitán general y tocado con sombrero. A favor de esta hipótesis estaría, sobre todo, su parecido con otros retratos ecuestres del Salón de los Espejos. Los retratos ecuestres de Carlos II y Mariana de Neoburgo que debían sustituir a los de Felipe III y Margarita de Austria, cuya presencia carecía de vigencia en una fecha próxima a 1694, momento probable de su realización.

Por tanto, Carlos II expiraba en Madrid, a la edad de cuarenta años, dejando un testamento sucesorio que provocaría una guerra, la guerra de sucesión que daría paso a una nueva dinastía en la monarquía de España, la de los Borbones.

Carlos II a caballo. 1698. Obra de Giovanni Battista Foggini

Estatua ecuestre de pequeño tamaño, con basamento de madera dorado. El rey español
Carlos II (1661-1700), vestido con unas épicas vestiduras de carácter romano, mantiene el cetro en su mano derecha mientras sujeta las riendas de su caballo con la izquierda. La actitud heroica y de poder queda potenciada por la posición en corveta de la montura.

Se conocen varios dibujos preparatorios para esta obra realizados por Foggini, quien tomó como modelo la estatua de Fernando I de Medici del broncista barroco Pietro Tacca, que se encuentra en Livorno. A su vez, la escultura sirvió de modelo para las estatuas que sus hijos, Vincenzo y Giulio Foggini, hicieron de Carlos III. 

La obra fue regalada por el nuncio Giuseppe Archinto a Carlos II en 1698.

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